lunes, 7 de agosto de 2017

De ruegos y preguntas

Sigue habiendo muchas preguntas cuyas respuestas están soplando en el aire, como aquellas de ¿cuántos oídos debe tener un gobernante, elegido por nosotros, para escuchar a los que gritan y tienen motivos para ello y hasta para llorar?

¿Por qué ser filósofo está menos valorado que el de ciencias en física? ¿No es la filosofía otra ciencia que nos encamina a la búsqueda de la verdad?

¿Cuántos años pasarán para que consideremos libres e iguales en dignidad a quienes trabajan en un burdel? ¿La respuesta sigue soplando con el viento y no para en ninguna parte?

¿Por qué hay sitios donde se corre tras el poder, el prestigio, el dinero, la fama y otros donde no se puede correr a ninguna parte porque el hambre no les deja ni dar un paso?

¿Por qué hay quienes viven queriendo cambiarlo todo y con la revolución como objetivo en sus mentes, y quienes no les preocupa nada de lo que pasa y observan la vida, indolentes, ante un televisor?

No acabamos de darnos cuenta de lo complejo y simple que es a la vez la vida laboral. Hay cosas que pensar que nos llevan tiempo como es la filosofía o la libre opción laboral. Y hay otras muchas que suceden sin tiempo a reaccionar como el estallido de un volcán o el gruñido de un tigre.


O simplemente hoy pasa una cosa y mañana toca la contraria. Y hoy el río y el agua del mar están para darnos un baño en el frescor del verano y mañana tendrán otra finalidad. De ahí que algunos utilicen las cosas y quieren se queden así para que el mundo no se derrumbe. Frente a otros que quieren que las flores te sigan brindando su perfume y los caminos y veredas te lleven a tu meta final.



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