domingo, 6 de agosto de 2017

Pan, sencillamente pan

De hoy para mañana le llamaron para un trabajo. De hoy para hoy mismo nos llamó a los amigos más cercanos. Había que celebrarlo. Con 29 años hacia año y medio andaba mendigando el pan para comer pues vivía solo, no dependía de nadie, huérfano desde hace seis años. Sin darnos cuenta que en su mesa poco podría haber nos presentamos los tres amigos de siempre, y los tres con el bolsillo vacío. Pan es lo que tenía en su casa. Y con pan lo celebramos. Pan de varios días, mitad quemado, mitad blanco, alguno ya pellizcado y abierto en migajones, como canta Gabriela Mistral en uno de sus poemas.


No fue una fiesta como las que estamos acostumbrados. Música pop de fondo, sí. Pero sin estridencias, palmadas y algarabía. Se respiraba alegría; alegría grande la suya y la nuestra, de sus amigos. Y el pan, que nos recordaba de pequeños la casa hogareña de los abuelos, el pueblo donde crecimos, el continuo olor a pan de la panadería en la plaza. Pan abierto en un plato que se come en todos los pueblos y por toda la gente. Pan que es el plato símbolo de que no hay hambre. El pan de cada día que todos deseamos en nuestras mesas. Pan para todas las edades y todos los tiempos, pan que también comieron los nuestros que ya no están con nosotros. Que, junto al vaso de agua, nunca falte el pan en ninguna mesa.


1 comentario: