sábado, 7 de octubre de 2017

Somos el partido esclavista auténtico





Parece que hoy lo mejor es bailar al ritmo del momento. Que ayer votamos por la independencia, hoy, al ritmo de las reacciones de otros que no piensan como nosotros, decimos que igual faltan cosas todavía por hacer para llegar a ese estilo de vida.

Que ayer dijimos que necesitábamos un referéndum para que se viera como la casi totalidad de los votantes estaban a favor dela independencia, hoy decimos que como la casi totalidad dijo que no o no dijo nada, vamos los seis que tenemos las llaves de las cajas y decimos que la haremos unilateralmente.

Que ayer salíamos a las calles diciéndoles a los que queríamos dejar atrás “váyanse al carajo”, hoy decimos “necesitamos dialogar”, “espéranos que tenemos que aprender.

Que ayer gritábamos “que viva la libertad, y abajo las cadenas”, hoy nos damos cuenta que seguimos siendo el Partido Esclavista Auténtico y cambiamos el giro por “que vivan las cadenas y abajo la libertad”

Que ayer nos contábamos entre las regiones económicamente más fuertes, hoy nos quedamos en el portoncito, y sin pelos, viendo salir a otros lugares cercanos a las empresas que daban vida a nuestra tierra.

Que anoche ustedes gritaban todo eso mientras yo vigilaba al jefe para que no apretara ningún botón, hoy ustedes quieren seguir cantando la canción del pirata-


Que la historia de la Convergencia rompe frenos y riendas, aun por muy generoso que el bolsillo hiciera el suyo. Pues
las gentes suelen ser dobles o distintas y duelen tanto de ausente como junto a mí.

Yo estoy no más y al ojo blanco del cielo me quedé mirando el agua fresca del río y de la orilla del mar. Sus olas y los meandros de los ríos pasaron el nivel a los balones, a sus espléndidas curvas.

Negrean sus ojos pensando en cómo seguir ganando sin trabajar mientras los arbustos fingen
en el ocaso, un futuro pardo y oscuro
como un suave rocío de luna, sobre tanta pelota muerta.


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