jueves, 25 de noviembre de 2021

Antivacunas

Sigo sin entenderlo. A pesar de que las cifras demuestran la eficacia de las vacunas contra la COVID, aún hay un alto porcentaje de la población europea sin atender la solicitud de las administraciones públicas encargadas de las campañas sanitarias en tal sentido.


Comprendo -relativamente…- a quienes a pelan al miedo a unas supuestas consecuencias nefastas de las vacunas, apelando a informaciones, unas verificables y otras no, reveladas en medios de comunicaciones. El miedo es libre y hay que respetarlo, aunque quien piensa así parece ignorar que, como demuestra la estadística, el riesgo de fatales consecuencias es mayor entre la población no vacunada que entre la que sí. Pero insisto, el miedo es libre.


A quienes no comprendo es a los que argumentan razones ajenas a las sanitarias para renegar de la vacuna -en realidad, a renegar de ésta y de todas-. Apelar a la libertad individual o supuestas conspiraciones planetarias es querer cambiar el punto de mira de un problema acuciante. Prefieren mirar al dedo que señala la luna a mirar a la luna.


No soy optimista. Las cifras que nos llegan de países como Alemania o Dinamarca, por ejemplo, sociedades presuntamente desarrolladas, educadas y cultas, son descorazonadoras. Otras, las del sur del continente, parece que estamos en mejor disposición afrontar una más que previsible sexta ola, ahora que se acercan los meses fríos del invierno. ¿Será porque los porcentajes de población vacunada son mayores que las del norte?




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