lunes, 30 de abril de 2018

Volando


Desde pequeña, cuando podía disfrutar jugando a las muñecas, ya sostenía niños en sus brazos. Y perdió aquello en lo que somos educados en la infancia -aunque no nos demos cuenta- cual es descubrir que en la vida no solo hay un modo de caminar, sino infinitos de ellos.

Y ahora que ya es  mayor quiere ser una mujer-niña y vive como si tuviera alas, volando por encima del mundo para conocer los atajos que pudieran llevarle al mismo lugar. Ya no le importaba el vestido que llevara, ni si sus senos eran demasiado gordos y había que operarlos. Quería desprenderse del pasado y dejar atrás su ignorancia de tantas y tantas cosas. Y desde su mente, en lugar de pasear por la calle Triana, viendo escaparates y nuevas modas,  las alas ocuparon su sitio y se quedó asombrada de todo lo que se había hecho en este mundo. Podía haberse enganchado a las telenovelas, pero desde que vio aquella película de “Los años felices de tu vida”, fue como si nacieran dos bultos en su espalda y comenzó  a aprender a volar. ¡Era la utopía de los débiles!

¿Cómo coño lo hice? ¿En una escuela de FP? No: ¡volando!



domingo, 29 de abril de 2018

Eternas contiendas


Yo hablo, tú calla; tú hablas, yo escucho. Él discute, los otros dialogan; nosotros seguimos hablando, vosotros seguís enzarzados en el tema, ellos disparan.

Y ella, que ya no puede aguantar más, dice:
-Vamos ya, callémonos. No quiero hoy seguir hablando del tema. Estoy hasta las mismímas narices.

Pero no disparan para salir corriendo, sino que disparan de apuntar y arrojar bombas inteligentes y otras más que bestiales, en forma de palabras que dejan el asunto sin solución  y al otro como culpable…

Mientras, fuera de ellos dos, siguen muriendo los de siempre y matando los que, aparentemente han de poner paz.

¿Quienes son esos dos? Fácil de adivinar, tú y yo, el marido y la mujer, los dos novios, dos escolares, dos políticos rivales en el parlamento e íntimos, compartiendo copas en el mesón de los que las eternas esencias. Y así nosotros morimos cada día mientras ellos matan.




sábado, 28 de abril de 2018

Sergio, el rey del barrio


Se creía el más guapo del barrio. Decía con orgullo que sus amigos estaban celosos de él. El espejo era su obsesión, tanto  el del retrovisor de su coche, como el de otros aparcados en la calle, aliñándose el pelo de momento en momento. Sus conocidos estaban mosqueadísimos con él porque, saliera el sol por donde saliera, cerraba la puerta  del comercio, y con una espiga de trigo en sus manos, se dirigía siempre a la misma hora a una casa cercana donde, según nuestros informes, vivía un hombre soltero de unos cincuenta años. Nunca supimos el motivo de ello, quedando como una incógnita a resolver.

Se sentía atractivo y nunca estaba solos No supimos que llevaba consigo aquella visita mañanera a uno del mismo sexo. Tampoco pudimos afirmar que tuviese relaciones con aquel tipo. Aquella noche en el bodegón de un pueblo cercano seguía presumiendo.

- Sé como coquetear y sé cómo beber con las mejores. Muchas mujeres piensan que soy caliente, sexy, o como quieras llamarlo. Aprovecho las oportunidades.
- Lo dices como si tuvieras algo planeado esta noche con una chica.
—No. —negó con la cabeza y le di mi sonrisa perezosa. Puso los ojos en blanco y me reí. Mientras seguía jugando con clips que sacaba de su caja, y que pasaba de mano a mano dijo-. Se trata de unas chicas, en plural. —sonreímos—. Ésta noche, voy a tener una cita doble.
—Cancela una -le dijeron.
- No quiero cancelarle a nadie. No sería justo para ninguna.
—¿Por qué no?
—Estoy seguro de que han estado planeando lo que van a llevar desde que las invité a salir. Y no es justo dejarlas colgadas. Será algo largo y cadencioso como estos clips encadenados uno al otro.

Justo en ese momento llegaba Cari que se había citado en aquel lugar. Después de probar un vino la tomó de su mano y salió con ella en dirección a su casa donde había citado a Clara. Por el  camino le preguntó

- ¿Qué le dijiste a aquella chica a la que habías invitado antes de encontrarte conmigo? ¿qué tenías una cita con esa persona?

Sergio se enrollo respondiéndole con generalidades y no concretaba su respuesta, de lo cual Cari fue consciente…

—Oye, era sexy y tenía ganas. Tengo  veintiún años, estoy en el punto sexual más alto de mi vida. No le iba a decir que no. Confía en mí, lo sé.

Cari no llegaba a entender lo que Sergio quería decirle, cuando, llegando ya a su casa, vio una chica de pie tocando el timbre de la misma. Sergio le silbó y tomando de la mano a Cari se acercó a Clara, le besó en los labios, y abriendo las puertas las invitó a pasar. Y sin mediar conversación alguna les dijo

- Esperadme en la alcoba, chicas, que  vengo sudado y voy a ducharme -las dos quedaron mirándose la una para la otra como preguntándose “¿y tu sabías que había invitado a dos?”. Ambas levantando la mirada hacia la otra, se percataron de que en aquel juego no habían participado ellas en activo.

Y se pusieron de acuerdo en la tarea a hacer. Sergio salió de la ducha con pantalón corto y una piedra verde de diamante en sus manos y entró en la alcoba donde esperaba hallarlas. Bajó a la cocina y se las encontró a las dos, vestidas. Se acercó a ellas

- ¿Os ayudo a poneros cómodas? -esbozando una sonrisa nada ingenua-
– Primero -dijo una de ellas-, comamos algo, prepáranos la cena para estar más a gusto los tres en la alcoba.

Y bien que lo hicieron. Mientras ellas, sin parar, tomaban agua de una botella de ron que previamente habían llenado de agua, Sergio, cocinaba la cena, y al verlas tan contentas bebiendo, comenzó a hacer lo mismo, de su propia botella, en las mismas proporciones que ellas hasta que, borracho perdido, mientras las dos jóvenes hacían que lo estaban. Vieron como caía al suelo, diciendo sandeces y sin poder levantarse. Oyó en la penumbra que  tocaron el timbre y entraban sus amigos que habían sido avisados por las jóvenes. Todos reían a más no poder y las felicitaban.

- Muy buena, chicas, habéis bajado del trono al que se creía el Salomón erótico, rey de reyes.

Aquella noche se acabó Sergio, el engreído.