sábado, 31 de octubre de 2020

Oda Marítima (Fernado Pesoa)

¡Tantas nacionalidades sobre el mundo! ¡Tanta profesión! ¡Y tanta gente!
¡Tanto destino diverso que puede darse a la vida,
a la vida, que es siempre la misma en el fondo!
¡Tantas caras curiosas! Pero todas lo son,
nada tan religioso como ver a la gente.
La fraternidad después de todo no es una idea revolucionaria.
¡Cosa que se aprende durante la vida, donde todo hay que tolerarlo,
y hasta se empieza a hallar gracioso eso mismo que ha de tolerarse,
y al fin se acaba llorando casi de ternura sobre aquello que se toleró!

¡Ah, que todo esto es bello, que todo esto es humano, y que va unido
a los sentimientos humanos, tan convencionales y burgueses,
completamente sencillos, metafísicamente tristes!
La vida, fluctuante y tan diversa, acaba por educarnos en lo humano.
¡Pobre, pobre gente la totalidad de la gente!

Àlvaro de Campos (Fernando Pesoa)




viernes, 30 de octubre de 2020

El irlandés del cuento


La vida, en cambio, no es -fuera de los laboratorios- una idea, sino un objeto de conciencia inmediata, una turbia evidencia. Lo que explica el optimismo del irlandés del cuento, quien, lanzado al espacio desde la altura de un quinto piso, se iba diciendo, en su fácil y acelerado descenso hacia las losas de la calle, por el camino más breve: “Hasta ahora voy bien”.

"Reflexiones de Juan de Mairena" (Antonio Machado)

jueves, 29 de octubre de 2020

La mala fe

Que hay gente que en circunstancias concretas actúa mal y molesta a terceros -sin intención de ello- seguro que por experiencia propia. Todos y cada uno lo sabemos. Pero que también hay gente lo hace conscientemente, de una forma intencionada, buscando hacer daño.

Tenemos trato con esas personas las nocivas- y, a veces, han de pasar años para darnos cuenta de su naturaleza. La mayor parte de esas situaciones se nos hacen evidentes cuando sufrimos en carne propia las consecuencias de sus actos.

Calma. Lo normal es pecar de ingenuos. Encontrarnos con este tipo de situaciones es normal y requieren un tratamiento individualizado.




miércoles, 28 de octubre de 2020

Naturaleza

Llevaba el área de sociedad en la escuela donde daba clases. Y este año se había centrado  fundamentalmente en la ecología.

Tema de moda. Hoy los ciclos cambian, las estaciones se mueven y si, en este momento, nos preguntarán en qué estación estamos,  oficialmente no cabe duda que es el otoño. ¿Pero estamos viviendo en otoño? Hoy el día en la ciudad de donde escribo es de auténtico y verdadero verano. Pero él quería una visión más completa.

Y se trazó como objetivo para este curso que la gente descubriera que junto a una ecología medio ambiente, había una ecología social. Y que junto con todas las problemas mediambientales, ocasionado algunas veces por el cambio climático, hay otra ecología de la qué formamos parte la naturaleza, tú y yo.

La naturaleza no es pues algo distinto a nosotros. Por eso soy fan ecológico y busco el que vivamos vivir durante el curso la experiencia de que la naturaleza y yo somos “uno”. De ahí que, muchas veces, para referirnos a la naturaleza hablamos de la casa común.

Y nos resume, este será mi objetivo: “Somos casa común, parte del entramado de relaciones en el que viven y conviven otros miles de personas sobreviviendo en condiciones de gran penuria escasez y violencia”.

Éste será nuestro reto: CUIDAMOS DE NOSOTROS MISMOS DE NUESTRA HUMANIDAD Y DE LA RED DE RELACIONES QUE NOS MANTIENE VIVOS.





martes, 27 de octubre de 2020

Segunda ola

¿Volverá la situación a ser tan grave como en marzo pasado? No parece que vaya a ser así. Pero tampoco pensábamos entonces a ver lo que se avecinaba -yo entre ellos-. Nunca pensamos que las cifras nos desbordarían, pero lo hicieron; nunca pensamos que las UCIS de los hospitales colapsaran (porque, seamos realistas, colapsaron), ni que las residencias de la tercera edad se convirtieran en auténticas ratoneras; ni nos imaginábamos que la recuperación económica vaya ser en realidad tan lenta como ahora ya es seguro. Pensamos, ingenuamente, que el calor del verano -y no nosotros- acabaría con el virus. Lo duro quedaba atrás y era ya cuestión de esperar pacientes a una milagrosa vacuna que dejara atrás la pesadilla.


Pero hemos vuelto a pecar de soberbia. Pasado lo peor, hemos bajado la guardia y nos mostramos reticentes a hacer lo que toca en cada caso. No es sólo una cuestión de mascarillas, lavarse las manos a cada rato o de distancia social, que también. Es toda una actitud mental de alerta, de prevención, de solidaridad. Para eso es más difícil concienciarse. Si no nos ha valido de experiencia lo vivido dudo yo que revierta nuestra conducta por que se nos avise que viene el lobo. El lobo ya vino, nos tomó por sorpresa y nos dejó temblando.


¿Estamos mejor preparado? Objetivamente sí. Ya tenemos la experiencia de por dónde va esto. Pero precisamente por eso debemos abandonar esa soberbia humana que nos caracteriza. Lo demás es pan para hoy y hambre para mañana. Hambre en el más amplio sentido del término.





lunes, 26 de octubre de 2020

Decepciones

Con frecuencia, le da a uno la impresión de que cada vez que confía en alguien sale decepcionado. Me ha pasado recientemente con alguien a quien pude conectar con un amigo para que le diera una plaza de trabajo. Me cuenta mi amigo que es un gandul y un vago, que no hace frente a los problemas con los que le toca lidiar. Que solo piensa en si mismo. Y es un lío tremendo pues al ser un trabajo de tipo social, como el mío propio, tiene que trabajar con gente, y aunque no debemos hacer nuestros los problemas de los demás, sí que nos debemos preocupar y tener una actitud éticamente solidaria. Y este tío pasa de los demás con los que tiene que trabajar.

No es la primera vez que me pasa el hecho de que cada vez que confío en alguien enteramente salgo engañado. Menos mal que en cuestiones amorosas me va mucho mejor. Bueno, he hablado con ese amigo, le he dicho lo que pienso, cuál debe ser, por propia experiencia personal, la actitud que se debe tener en un trabajo de este tipo, y casi me ha borrado de su vida. Ya ni pregunta por mí, ni me llama, y cuando me ve su saludo es un mero compromiso. Y eso que se arrepintió ante mí, que se mostró todo compungido.

Este hecho, me recuerda lo que me decía un amigo psicólogo acostumbrado a tratar a personas con depresiones por muchos motivos. Me contaba de alguien, sin mencionar personas, que, acostumbrado a darse a los demás y a solidarizarse con los otros, se encontró con que cuando él los necesitó los otros le dieron la espalda. Y se ha hecho un lío con su vida, a la que no le encuentra sentido. Aunque la expresión sea vulgar, mi amigo el psicólogo le está ayudando a descubrir que en la vida cada uno va a lo suyo, a sacar sus castañas del fuego, y que no se puede tener amigos en el trabajo. Y que solamente él y los más, los más cercanos serán los que se interesen por el mismo.

Vuelvo a mi amigo de marras. Ya no sé si llamarle “ex amigo”. Ya no sé cómo actuaré el día que tenga que recomendar a alguien para un trabajo. Como amigo, claro está. Porque intentar ayudar a colocar gente es también lo que hago, pero ni conozco personalmente al que viene a buscar trabajo ni tampoco al que se lo va a dar. Eso me salva. Solo soy un mediador. En el otro caso era algo más que mediador: mi recomendación influía. Pero sí, algo de decepción tengo. Espero no se haga un mal generalizado en mi persona. Pero al menos, un poco más desconfiado sí que me vendría bien, o por lo menos no ser tan impulsivo socialmente. De todas formas, no es precisamente un panorama muy bonito, vivir desconfiando o de decepción en decepción, salvo de aquellos más cercanos, muy cercanos, que forman tu pareja, tu familia, tu casa.





lunes, 19 de octubre de 2020

Miguel Delibes. Centenario

El 17 de octubre pasado Miguel Delibes hubiera cumplido 100 años. Se dice pronto. Uno de los mejores escritores en lengua castellana que, sin embargo, pasó muy desapercibido durante demasiados años. Su literatura, su poesía y su teatro permanecen y cada vez reciben mayor reconocimiento.






domingo, 18 de octubre de 2020

El cortador de bambú y la princesa de la luna (leyenda japonesa


Una de las figuras mitológicas más conocidas de japón es la Kaguya-hime, sobre la cual existen numerosas leyendas. Entre ellas podemos observar cómo algunas de sus leyendas hacen referencia a algunos de los elementos geográficos más relevantes de la isla, como el monte Fuji. Una de ellas es la siguiente, que además incorpora referencias al porqué de la neblina que recubre dicho monte (en realidad un volcán que aún manifiesta cierta actividad).


Según la leyenda hubo una vez una humilde pareja de ancianos que nunca había podido tener hijos pese a desearlo profundamente. Para vivir, la pareja dependía de la recolección de bambú y de su uso para elaborar muchas de las cosas que necesitaba. Una noche, el anciano se internó en el bosque para cortar y recoger bambú, pero de repente se dió cuenta de que una de las muestras que había cortado brillaba a la luz de la Luna. Tras examinar el tallo, encontró dentro de él a una pequeña niña, de pocos centímetros de tamaño.


Dado que su mujer y él nunca habían podido tener hijos, el hombre la llevó a su hogar, donde la pareja le daría el nombre de Kaguya y decidiría criarla como a su hija. Además de ello, la rama de la cual había salido la niña empezó con el tiempo a generar oro y piedras preciosas, haciendo rica a la familia.


La niña fue creciendo con el paso del tiempo, convirtiéndose en una hermosa mujer. Su belleza sería tal que empezaría a tener numerosos pretendientes, pero ella se negó a casarse con ninguno. Las noticias sobre su belleza llegaron a oídos del emperador, quien intrigado solicitó que acudiera a su presencia, a lo que Kaguya-hime se negó. Ante la negativa el emperador acudiría en persona a visitarla, cayendo rápidamente enamorado de ella y pretendiendo llevarla con él a su castillo, a lo que la joven también se negaría. A partir de entonces el emperador seguiría manteniendo la comunicación con Kaguya-hime a través de numerosas cartas.


Un día, la joven habló con su padre adoptivo sobre el porqué de sus negativas, así como el motivo por el que cada noche pasaba las horas mirando al cielo: ella provenía de la Luna, su hogar, de la cual era princesa y a la cual estaba destinada a volver en poco tiempo. Angustiados, los padres se lo comunicaron al emperador, el cual envió guardias para intentar evitar que la mujer fuera devuelta a la Luna.


Pese a las medidas de seguridad, una noche de luna llena una nube descendió desde la Luna con intención de llevársela. Antes de partir de nuevo a su hogar natal, sin embargo, Kaguya-hime se despidió de sus padres y dejó atrás una carta de amor para el emperador, junto con una botella en la que le dejaba al segundo el elixir de la vida eterna. La carta y la botella le fueron entregados al emperador, quien decidió llevarlos a la montaña más alta y crear una hoguera. Allí, una vez salió la Luna, el emperador arrojó la carta y el elixir al fuego, generando un humo que ascendería hacia el lugar donde había partido su amada. Ese monte es el monte Fuji-yama, y aún hoy en día podemos ver en su cima el humo procedente de la hoguera del emperador.