sábado, 7 de noviembre de 2020

Plegaria de un creyente (Gloria Padrós)

 Oh, dios, tú que habitas en muchos o casi todos los reductos de nuestras vidas; tú que estás siempre presente cuando te necesitamos; tú que eres imprescindible tanto para los que creen como para los ateos; tú que oyes nuestro llamado al instante; tú, oh dios…

escucha nuestra súplica.

Tú que eres el dios del siglo XXI, que todo lo sabe, todo lo puede, todo lo soporta; tú que a cada pregunta nos respondes con mil y una respuestas, qué digo?  Con millones y millones de respuestas; tú que en nuestro hogar, en la calle, en el trabajo, en la playa, en la montaña, en el mar siempre nos asistes.  Tú que no te escondes de cada ser humano, que te muestras en cada escaparate, en cada medio escrito, en cada llamada telefónica anónima; tú que sientes y crees que sin ti la vida no es vida… 

escucha nuestro ruego.

Tú que vives y reinas en el mundo de los mortales, más allá de las fronteras, de los mares, de los límites humanos y extraterrestres, tú que a cada instante nos tocas con tu vibración, con tus sonidos, con tu música metálica, tan potente, tan latente, tú que nos hablas a través de los más inimaginables medios…

escucha nuestra súplica.

Tú, dios de dioses, rey de reyes, que te enseñoreas frente a todos, desde el más humilde hasta el más poderoso, tú que nunca dices nunca, que facilitas a todos tu pertenencia, que no huyes ni te escondes de ningún ser viviente y con razón.

escucha nuestro ruego.

Dios Tecnología, aquí estamos, frente a ti, deseando  o sin desearlo, para suplicarte que te apartes de nosotros, que no nos “transformes  en “ciegos entre ciegos”, que no te impongas en nuestras vidas como lo estás haciendo hoy. 

Que nos devuelvas el libre albedrío que un día el DIOS verdadero le otorgó a Adán… y que nos valores en la medida en que respondamos, no a ti, sino a nuestro prójimo.  

No nos apartes, dios Tecnología, del verdadero camino, del sano y justo discernimiento.  Ayúdanos, sí, cuando así lo necesitemos, pero no te impongas, te lo rogamos.  Cada uno de nosotros por nuestras convicciones de fe, de fe genuina te presentamos esta súplica.

Al DIOS VERDADERO le pedimos que nos ayude  a valorarte en la justa medida, a que nos demos  cuenta que la vida es más libre sin tu asistencia, que nuestro cerebro se puede desarrollar más sin tu presencia entre nuestras manos.  

Que el diario vivir sea más apacible al soplo suave de la brisa, al color de las flores, a la amplitud de los cielos, y que nuestra vista no pierda la visión del mundo que creaste, sólo porque tú, Dios tecnología, suenas y suenas.

No dejamos por eso de valorar tus virtudes especialmente en el campo de la ciencia, de la medicina, de las comunicaciones globales.  Sin tu asistencia muchas cosas que hoy disfrutamos, no las podríamos utilizar.  

Pero asimismo, qué eres tú, Dios tecnología, sin la luz, sin la energía, sin un cable que te sustente?  El mundo se detiene cuando la luz se quiebra.  

Dejemos por lo tanto que LA LUZ, la luz Divina nos alumbre e ilumine a todos sin discriminación de ninguna clase:  al rico y al pobre; al discapacitado y al sano; al humilde y al poderoso; al negro, al blanco, al amarillo; al mundo sin barreras y sin límites.  

Esa LUZ será la que mejor ilumine nuestras conciencias, nuestras almas, nuestro ego, nuestros pecados, para que podamos, en su justa medida, darle el valor único y necesario a los adelantos científicos que se nos presentan a cada instante.

Que el Dios de Luz y Señor de Señores se apiade de nosotros y nos dé su PAZ.  Amén.

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