jueves, 11 de mayo de 2017

El Deseado

Ya habíamos perdido la esperanza de verlo en vivo. Y esta tarde, el de las sienes plateadas y cabello gris con la sonrisa amplia que, sentado en la sala de casa, hablaba y preguntaba a todos nosotros era nuestro hermano mayor. El deseado.


Había que hacer cuentas para calcular cuántos años hacía que se había ido a aquel país lejano. Y, cuando muchos de nuestros paisanos se plantean hoy su misma aventura, nuestro hermano ha regresado. No para de hacernos preguntas y a las nuestras responde siempre con una amplia sonrisa y un gran optimismo. Sí, son muchos los desengaños sufridos, nos cuenta, pero estoy ansioso de una vida nueva en este punto de mi edad cuando el DNI parece ser un diagnóstico de enfermedad. Y nos cuenta como allí, desde donde viene, están ahora en el otoño. Días antes de volver para acá, nos dice, las hojas de los árboles se volvieron amarillas y antes de que la melancolía volviera a apoderarse de mi decidí volverme. Lo allí ganado aquí lo invertiré y después de haber andado muchos caminos y de ver caravanas de tristeza quiero veros cantar y bailar en familia alrededor de un fogón jornalero que nos dé el pan de cada día.



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