lunes, 17 de febrero de 2020


El coche propaganda de las ultimas elecciones americanas, pilotado por Trump llevaba una bandera “antiglobalización, cosa que permitió al premio Nobel en economía Paul Krugman calificarlo como uno de los futuros presidentes más tontos de la historia norteamericana, cosa confirmada con el paso del tiempo. Igual trayectoria ha seguido el último de los elegidos en Brasil, el ex capitán Bolsonaro quien,  junto a algunos negacionistas, en sus cargos de ministros rebaten este fenómeno, que sólo personas desinformadas -o directamente, malintencionadas- y con prejuicios no perciben.

¿Por qué se trata de un disparate de los más insensatos? Porque va directamente contra la lógica del proceso  hace miles de años, los seres humanos, surgidos en África (todos somos africanos), empezaron a dispersarse por el vasto mundo, comenzando por Eurasia y terminando en Oceanía. Al final del paleolítico superior, hace cuarenta mil años, ya ocupaban todo el planeta con cerca de un millón de personas.

Desde el siglo XVI comenzó la vuelta de la diáspora. En 1519-1522 Fernando de Magallanes realizó la primera vuelta al planeta, comprobando que es redondo. Cada lugar puede ser alcanzado desde cualquier lugar. El proyecto colonialista europeo occidentalizó el mundo. Grandes redes, especialmente comerciales, conectaron a todos con todos. 

Este proceso se prolongó desde siglo XVII al XIX cuando el imperialismo europeo, a hierro y fuego, sometió el mundo entero a sus intereses. Nosotros, los del Extremo-Occidente nacimos ya globalizados. Y el procesó aun se en pleno el siglo XX, después de la II guerra mundial y las redes sociales nos han hecho vecinos unos de otros. Pero aun hay quien no lo quiere ver.

P.D este post es una adaptación resumida del artículo escrito por Leonardo Boff.



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