miércoles, 4 de diciembre de 2019

Aco


Hacía unos cuantos días que no la veía sirviendo en el comedor. Pensé que, como otras muchas compañeras de su trabajo, estaba de vacaciones. Incluso pensé:  seguro que Aco se habrá llevado a su madre a un apartamento del Sur. Buscaba que ella tuviese al menos unos días fuera de la rutina de estar sola en su casa . Pues Aco tenía que trabajar y antes de que saliera el sol dejaba equipada a su madre tanto de vestidos como de alimentación. La madre se había quedado en una silla de ruedas desde muy joven, en su cuarentena.

Aco es auxiliar geriátrico en una residencia de mayores.  Necesita el trabajo para vivir y cuidar la atención médica de su madre. Había conseguido que sus obligaciones en casa no fueran una rémora para estar despistada en su trabajo de cada día. Centrándose en ellos tenía que dejar aparcada su máxima preocupación.

Conozco algunos amigos qué viven en esa residencia. Cuando oyes hablar de Aco la opinión generalizada es positiva. Podemos resumirla con frases como estas: “Nunca la he escuchado gritar a nadie. Atiende a cada persona como si ella fuera la único residente. Sabe llamar la atención sin enseñar los dientes procurando que el mayor  vaya avanzando por si solos. Lo que puedes hacer por ti mismo no esperes que te la haga yo”.

Pues no. Volviendo al principio de este post no estaba de vacaciones. Uno de estos días pasados al regresar a su casa  por la tarde se encontró a su madre sin respirar.  Se había ido sola, suavemente, independiente. Sin molestar a nadie.

Era como su hija. Ambas habían aprendido de la una de la otra que la intención hace más por su constancia que por su fuerza y que por tanto no puedes elegir qué te va a deparar la vida, pero si la manera de responder ante ella.

Ayer estando con unos amigos escuché como uno de ellos le decía:
- Aco, últimamente, te encuentro un poco más seria.

Ella le respondió con una de sus transparentes sonrisa al  tiempo que pensaba "éste no se ha enterado de nada".

Al volver a su casa hoy, le parecía escuchar una voz muy conocida que le decía cosas como estas:

- Ánimo hija no pares. No importa lo que los demás piensen qué debes hacer con tu vida. Importante es lo que tú crees que debe hacer. Puedes corregir un error pero nunca podrás corregir un que no lo intentes.

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