domingo, 1 de diciembre de 2019

El eterno problema de la violencia de género


Vivían en casa de la abuela de ella, 26 años tenía, 29 él. Toda una vida por delante. Y toda una vida sesgada. Ambulancia y policía tardaron y llegar. La chica gritó, los vecinos la escucharon. Pero no fueron. Era entrar sin pedir permiso. O miedo a que actuaran  contra ellos.
 
Y todo fue justo el día que se celebraba el día internacional de erradicación de la violencia contra las mujeres.
 
Para colmo su asesino es un colombiano. Más de uno generalizará y sacarán la conclusión de la culpa la tiene los inmigrantes. Esperemos que siendo decentes ninguno imite a los fanáticos que no salen de sus ideas a priori. La abuela presenció la escena. ¿Se imaginan ustedes cómo se quedó y como sigue?
 
De mazazo de los grandes podemos calificar este hecho. Miles de personas volvieron a reclamar por las calles españolas. En estos once meses del año miles de mujeres han pedido en las calles españolas más y más acciones de seguridad contra esta endemia.
 
No es de ahora, es un trauma que se pierde en la memoria de los tiempos, pero ahora se tiene más constancia de los hechos. Estamos en la era de las comunicaciones -como antes lo fuera la de los descubrimientos o la industrial-. Ya no es cosa solo de políticos y de jueces. Es un tema que nos afecta a cada uno de nosotros.
 
Y hoy conviene tomar conciencia de que no solo son los problemas de género los que provocan estas situaciones sino también la pobreza, el trabajo precario, la interesada falta de regulación de las mujeres inmigrantes, la trata de mujeres y niñas con fines de explotación sexual, etc.
 
También es cierto que se han conseguido determinados avances en la justicia, deporte y medios de comunicación aun se requieren una serie de medidas cautelares y trasversales que aceleren un estado de paz y serenidad interior para las mujeres.
 
Pero no olvidemos que cada año de los últimos diez entre cincuenta y sesenta mujeres han sido asesinadas, víctimas de la violencia de género. ¿Se imagina si esa cifra anual se debieran a una epidemia tipo ébola, o a la explosión de una caldera en un colegio o al siniestro de un autocar en una carretera española. ¿No causarían esos hechos un verdadero impacto social? Pero los asesinatos llegan en forma de goteo, que hace que el dramatismo de las cifras se diluyan. Lo que no cambia es la cifra…





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