jueves, 2 de julio de 2020

Ahora que los búfalos se han ido



“En ningún lugar existe signo alguno del ayer; ni un simple mojón o monumento. Aquí se ha vivido mucho, sin duda, pero ha sido una vida que no ha dejado huella a su paso. ¡Un momento! Sí ha quedado algo de la vida de antaño: pisadas. Mirémoslas en esos senderos negros, pequeños y estrechos, que confluyen en el agua: pequeños surcos oscuros que serpentean y se retuercen. Son las pistas de búfalos de los viejos tiempos. Y han desaparecido los Cree y los Pies Negros, que eran los pueblos cazadores que los abatían. También han desaparecido los que traficaban con sus pieles.

El agente comercial Marc Thavish, que había comenzado a trabajar en la Gran Compañía siendo niño, pasó la vida escalando puestos, desde Fort No-sé-qué hasta Fort No-sé-cual, y convirtió en una buena presbiteriana a una india squaw, para, en sus últimos años, ver horrorizado cómo el mundo expulsaba de sus pastos naturales a sus queridos animales salvajes.

También han desaparecido las grandes manadas de las que vivían tanto el cazador indio como el traficante de pieles. Todos han desaparecido: los indios, los traficantes y los búfalos, y en las inmensas llanuras quedan estas pistas estrechas, señal postrera de un mundo que ya no existe”.

De “Memorias y aventuras” de Arthur Conan Doyle



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