domingo, 12 de marzo de 2017

Diferentes pero iguales

     Se sentía con unas cuantas carencias en la vida: no cantaba bien y no había forma de aprender a tocar la guitarra. Y el mismo se añadía más cosas. Se sentía inferior a los demás. Y pensaba: ”Soy tan distinto que vivo lejos, al sur, en los límites con la tercera división”.
     En la familia y en la escuela nos habían enseñado que “Siendo diferentes, somos iguales.  Somos iguales en dignidad, en derecho, en consideración. No lo somos en forma de ser y expresarnos, en opciones, en ideas, en costumbres, etc. Somos diferentes- hasta un jardín con todas las flores del mismo color resultaría feo -, pero nuestras diferencias no nos hacen merecer tratos diferenciados.

     Hoy, ante su majadería, se lo volví a recordar: “Déjate la venda que te han puesto y seguirás viendo a unos con más prestigio y otros con menos. Todos tenemos falta de algo. Pero todos tenemos también la misma dignidad y nos merecemos el mismo respeto”.


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