miércoles, 15 de marzo de 2017

Esperanzas

   A su lado se encontraba cada día gente desesperanzada. Vivian en el derrotismo de que todo iba a peor.

   Ella, sin embargo, valoraba aquello que le rodeaba: el fuego, el vapor, el crisantemo, el aire que respiraba  y aquel pequeño caracol que se enroscaba en la piedra que sostenía una maceta de flores a la puerta de su casa.

   Su capacidad de amar le daba fuerzas para la acción de cada día. Y cuando se encontraba con gente sin esperanza se preguntaba si ella no podría trasmitirla.
   
   Y de pequeñas preguntas que se iba haciendo conseguía con su testimonio pequeños espacios para que otros se uniesen con ella a valorar primero y antes que nada que existían, que tenían vida.


   No dejaba de sentir ese amor que llevaba por dentro, pero muchas veces deseaba tener una sencilla razón que le hiciera comprender por qué la tristeza y el derrotismo podían tener más fuerza que la esperanza y que la confianza en sí mismo.




1 comentario:

  1. Me encanta la entrada; sobre todo me gusta que te abre la mente a pensar y a mirar, no tanto con los ojos físicos sino con los del alma. Sin embargo, el pero que le pongo es que echo de menos el apoyo de la versión leída. Creo que enriquece y fortalece el mensaje.
    En cualquier caso, felicidades,

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