viernes, 31 de marzo de 2017

Haciendo Primavera


"Es posible mejorar aquello que nos rodea y con lo que no estamos contentos". Fue el leit motiv de la conferencia en la que había participado. ¿Tú estarías dispuesto a convertir en realidad eso que estoy diciendo? Preguntó señalando con el dedo hacia los que estábamos por la cuarta fila.
Hombre,- le contestó uno de nosotros-  si hablamos de cosas como el acuerdo de paz en Colombia, los refugiados muertos en el Mediterráneo o de los miedos y temores que ha suscitado la llegada del sr. Donald son cosas que no dependen de nuestros puntos de vista para poner en marcha un mundo un poco más justo. Ya nos gustaría que el viento barriera la tierra y se llevara las malas hierbas.
Y otro comentó: yo pertenezco a una asociación donde estos días hemos recibido el encargo de cuidar de Daniela, una niña venezolana. Salimos contentos, al menos una pequeña parte del mundo, tendría una pizca de solución a tanto dolor, e ir haciendo posible aquello del dramaturgo inglés Alfred Tennyson “Nunca será tarde para buscar un mundo mejor y más nuevo, si en el empeño ponemos coraje y esperanza".
Por un estilo similar fueron sucediéndose nuevas intervenciones. El conferenciante terminó el acto resumiendo el diálogo habido. Lo acabamos de decir: ser feliz cada uno de nosotros en un mundo más parecido a una familia que a un mercado especulador no nos será dado de manera gratuita. Hemos de ser cada una y cada uno de nosotros quienes lo vayamos construyendo al lado nuestro. Nos toca entre todos ser un soplo de primavera que haga florecer los arbustos secos. No es cuestión de deseos ni de buenas intenciones, que también, sino de un empeño sincero, profundo y en algunos casos, por qué nos decirlo, incluso tozudo.


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