viernes, 7 de abril de 2017

Ejercitando La Memoria

Todas las casas son ojos que resplandecen y acechan, dice el poeta. También en aquella casa que llamaban residencia de ancianos. Compartía parte de mi tiempo libre realizando con ellos actividades para ejercitar la memoria. Y en una de ellas propuse contaran cómo habían querido que fuera su vida. Les costó un poco. Pero bastó que uno se expresara para tener que poner orden en el turno de palabra. Y aquí comparto las que pude anotar. Les vi tan unidos aquel día que transcribo lo que dijeron como si fuera de una sola persona.
He querido navegar por las corrientes del bien. No me ha interesado bucear en los mares del mal. He procurado crecer superándome a mí mismo. Me he puesto a escuchar muchas veces lo que dice mi corazón sin importarme las razones de los demás que estaban a mi lado. Quizás por eso esté hoy aquí –ellos creen que solo, yo me siento que más acompañado que nunca-.
He tenido que afrontar grandes desafíos. No todo ha sido sencillo. Y desde el esfuerzo he ido construyendo poco a poco mi mundo. Todos deberían saber que nada se nos da regalado. Y que siempre hay tormentas que esquivar. Y que, a su pesar, siempre se puede ir hacia adelante.
Descubrí en la mujer su ternura y belleza, su sabiduría. Su poder, la pureza de su alma. Su dignidad y su amor por aquel a quien se entregaba. Y no logro comprender como a estas alturas de nuestra vida esta residencia no es mixta, y solo admite hombres.
En estos momentos quiero distraerme de tantas heridas que me hicieron llorar y despedirme de tanta pena habida y que ha seguido creciendo. Y cuando me haya hecho polvo -en mi caso serás más bien arena-, sentir que estoy sesteando, olvidando, sonriendo.

P.D.: una actividad que nunca olvidaré y que me gustaría repitieran conmigo un día.

1 comentario: