domingo, 30 de junio de 2019

Vivir

Sí. Hemos cambiado. Vamos cambiando. Y cuando tengamos los setenta igual no nos conocemos.

Hace poco en el taller de escritura, compartiendo lo escrito por cada uno, no dije en alto lo que había escrito en mi libreta de las televisiones

De pequeña escribí un diario y en la primera página puse NO LEER. A los 16 años dejé el diario y me quedé solo con los poemas, escribiendo sobre mis deseos y mis miedos, sobre las notas en el trabajo, sobre las ganas de ser y hacer otras cosas.

Han pasado dos días después del escrito de antesdeayer y hoy domingo por la tarde estoy viajando en un tren antiguo. Lo mío ha sido el avión y el barco. Y el coche, pero nunca en un tren y menos en un tren viejo

Sentada en el tren he leído los cinco últimos poemas de cada mes. He borrado el último verso de cada uno.

¿No he cambiado?

Antes hablaba de estas cosas pequeñas con mi marido. Ahora hablamos de qué comida sana y rápida haremos para asar, antes hablábamos de cajitas de juegos para jugar los tres y que el niño no se sintiera lejos de nosotros

Ahora ya no hablamos que si me gusta no me gusta . Ahora lo hacemos de qué colegio escoger para tu hijo o de qué comidas son para cenar.

Ha pasado mucho tiempo y nos hemos hecho marido y mujer. Y ninguno de los dos sabe si volveríamos a hacer nada

Que sí que sí. Que digan lo que digan no hemos cambiado. Queda más claro que el chocolate espeso.


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