lunes, 18 de noviembre de 2019

Luna llena


Siendo una costumbre arraigada en  mí, sin embargo me deja nuevo, diría mejor que rejuvenecido.

Aquella tarde necesitaba ver la luna llena, rozar las paredes de su casa, tocar suavemente en sus puertas y entrar situándome con serenidad.

Se que no voy a tener dificultad, pues las estrellas están vigilando mis pasos. No tengo miedo de ese encuentro. Las montañas, con sus sonrisas y nubes, me dicen que me esperan. Sé bien que la luna me dejara muy claro que los sueños son más reales que la realidad y que me esperan allí para demostrármelo.

Y desde ya, deseo que me ate a sus brazos y no me deje escapar para, si alguna vez olvido quién soy, que no lo olvidé ella.



No hay comentarios:

Publicar un comentario