sábado, 23 de noviembre de 2019

Testigo


Cuando te miras en el espejo me doy cuenta que sigues viendo aquella chica de 16 años que todavía, con granos en la cara, era una joven soñadora, con muchos sueño por cumplir. Y también una muchacha un poco respondona, un tanto rebeldes, pero con muchas ganas de ayudar a los demás.

Y veo también una mujer contenta con la vida que le ha tocado, con la familia que ha tenido y con los amigos que se ha ido ganando con el paso del tiempo.

Das la espalda al espejo, te duchas y terminas de arreglarte. Y al mirarte de nuevo en el espejo, veo a una mujer hecha y derecha que le da gracias a la vida porque tiene un nuevo día con nuevas oportunidades para seguir haciendo tejiendo y destejiendo tu vida, con la madurez que desgranas cada mañana.

Y yo tengo la fortuna de estar aquí de testigo.





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