miércoles, 10 de julio de 2019

No la hagas y no la temas


No hace tanto -pero parece un siglo…- nos quejábamos del bipartidismo. El partido que accedía al gobierno imponía su mayoría absoluta y pasaba el rodillo que sus escaños legitimaban, sin dar prácticamente a opción, propuesta u opinión del resto. Dos o tres legislaturas después, llegaba el otro partido y era su rodillo el que salía a relucir.

Y así llevábamos años y años hasta que llegaron esos “nuevos partidos” y el bipartidismo saltó por los aires –“pasar pantalla para siempre” decían en los medios de comunicación”. Sonaba bien la música, nos homologaba a la gran mayoría de países europeos donde ya habían pasado por esa fase hace ya tiempo.

Se decía que, en esta nueva época de nuestra democracia, los partidos -nuevos y viejos- aprenderían a negociar, a pactar, a aprender a no imponer la aplicación exclusiva de sus propias propuestas. Se decía que iba a ser imprescindible dialogar. Se daba por hecho.

Pues eso de momento no ha pasado. Es más, hay ya quien profetiza nuevas elecciones a la vuelta del verano. Y el problema es que, si llegamos a eso, es muy probable que no haya grandes diferencias respecto al panorama de hoy mismo a medio día. Los pitonisos del tema auguran un descenso en la participación popular. Normal, sería un serio aviso a los partidos -a los nuevos y a los viejos-.

No parece que, roto el bipartidismo, los políticos -incapaces de ponerse las pilas en eso de dialogar- hayan aprendido la lección, pero ya lo dice el refrán: “No la hagas y no la temas”.




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