domingo, 11 de agosto de 2019

El chocolate del loro


Suena a chiste pero la noticia es desgraciadamente cierta: “La ONU recomienda reducir el consumo de carne mundial para combatir el cambio climático”.  Hablado en plata, los pedos de las vacas contaminan y mucho. No nos referimos a la contaminación que produce la superproducción de plásticos, la explotación de minas vertiendo a los ríos sus desechos, ni a la contaminación de residuos nucleares o de combustibles sólidos. No. Nos estamos refiriendo al metano que produce las granjas avícolas o de ganadería. La culpa del deterioro del planeta es, al parecer, culpa de vacas, pollos, ovejas y cerdos.

Solución: subir los impuestos que graban su consumo final. La solución de siempre: que pague el de siempre. Con un agravante, el que no pueda pagar que se quede en ayunas. Otra cosa habrá que llevarse a la boca –pan de algarrobas, como antaño-.

El que pueda se pagará su bistec o su hamburguesa y el que no “ajo y agua” –nunca mejor dicho-. Todo menos atacar las verdaderas causas del cambio climático (todo menos poner coto a los beneficios de oligarcas). ¿El chocolate del loro?



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