miércoles, 7 de marzo de 2018

Viejos mapas


Es un hecho reflejado en una fotografía o en un dibujo: un grupo de gente inclinada sobre una mesa repartiéndose un país o un continente. Con lo cual en ese momento las vidas y el destino o de muchas personas queda marcado para siempre. Y serán unos cinco o seis quienes lo elijan.

Hace pocos años, en un verano mientras los polacos esperaban que sus cosechas agostaran, los ministros de Exteriores de la Alemania nazi y la Unión Soviética cruzaban unos trazos rojos en el mapa. No fue la vida igual para unos y otros porque todo iba a depender de donde cayera el lápiz rojo sobre la ciudad en la que vivían.

Hoy mismo morirán varias personas en África por combates que tienen su origen en una serie de elegantes reuniones celebradas en Berlín entre 1884 y 1885, y la lengua materna de miles de recién nacidos también hoy en Latinoamérica será el español o el portugués sencillamente porque hace unos 500 años los gobernantes de dos países al otro lado del Atlántico se repartieron en Tordesillas, como si fuera una naranja, el recién descubierto redondo mundo.

Y la vida sigue igual, como si esas circunstancias nunca hubieran ocurrido. Pero ocurrieron…




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