jueves, 28 de marzo de 2019

Mar


Barranco, ladera, cualquier otro terreno por donde el agua fluye va a parar al mar. Los que hemos nacido y crecido junto al mar tenemos nuestras diferencias con los que no. Igual no se nota exteriormente, pero existir, existen. Así el horizonte por un lado parece más cercano y por otro nos sumerge en el mundo universal, sintiendo que no estamos solos si no rodeados de otra gente.

Para muchos sentarse junto al mar y contemplar el horizonte es vivir la paz y la serenidad. Para los que no han nacido ni se han criado en ese contexto el mar muchas veces les produce lo contrario: desasosiego y ansiedad. Y el que un día el mar este sereno y otro día este  aparentemente endiablado es señal de relax.

En definitiva, igual lo que nos fascina del mar es su manera de ser cambiante. El mar es también la ocasión de despedirnos de bullicio y alboroto del planeta.



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