lunes, 25 de marzo de 2019


Cuando tú llegaste a despertar a este corazón yo estaba solo. Y después de tristes experiencias anteriores, mi idea era continuar en la soledad. Pero llegaste tú y desbaratarse mis planes, pues desde que te conocí, no he podido quitarte de mi pensamiento.

Miedo y esperanza, sentimiento de amargura y deseo de no perderte se juntaron en mí. Y es que han pasado pocos días y ya vives en mi sueños.

Estoy empezando a creer que te necesito. Ya imagino el amanecer juntos de cada día, tocando tu piel. Despertarnos juntos cada mañana y asomarnos a la ventana para ver los dos la salida del sol.

Y me pregunto:  ¿pero qué me has dado, hermosa mujer, que ya no puedo estar sin ti y que pienso en ti en cada momento del día?





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