miércoles, 5 de julio de 2017

Naturaleza

 Un día descubrimos que la naturaleza nos invade y nos llena asombro y fantasía. Dos cosas que nos hacen falta para saber admirar lo que nos envuelve. Toda nuestra admiración para los que día a día se esfuerzan en subir la montaña y, generosamente, empujan, como caudal que se desborda, los pequeños tesoros que van encontrando. Somos capaces de admirar las aguas que, con gran altura, revientan en nuestras costas, las cascadas y remolinos que la naturaleza nos brinda desde cualquier escarpada montaña, las torrenteras que nacen de rocas que parecen muertas, las arboledas y bosque que, junto a la humedad, prolifera.


Toda la naturaleza es señal de un espectáculo sorprendente para ser contemplado con admiración. Sin embargo, algunos con envidia la miran queriendo, a costa suya, adquirir su fama. Unos ejecutando arboledas y otros no impidiendo que la acción del hombre perturbe tu imagen. Sus nombres tendrán sepultura en el hoyo de la basura que ellos mismos han fabricado.


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