miércoles, 26 de julio de 2017

Una pequeña llama


Es como un avatar de la vida: hay momentos más difíciles que en otros en la historia de los pueblos. Lo peor es que solo nos enteramos de aquellas situaciones que nos afectan a nosotros y  a nuestro entorno más cercano.

Siempre hay un país -desgraciadamente varios- donde hasta el acero se vuelve frágil y el hierro pierde forja; donde parece que nada ni nadie importe. ¿Qué es nuestra crisis al lado del país más joven del  mundo como es Sudán del sur, nacido hace 6 años, hoy en guerra civil y con 2,2 millones de niños sin escuela?

Si hay españoles o europeos sufriendo en dichos lugares habría por lo menos una espina que nos duele y el país dejaría de ser invisible.  ¿Por qué llegó a nosotros con fuerza la epidemia del évola? Porque afectó a un grupo de españoles.  Mucho antes ya la sufrían miles de personas y nosotros sin enterarnos. Solemos preocuparnos de aquella espina que evitamos frecuentar. Al menos tomar conciencia en  algunos momentos que en todos los sitios hay espinas y de algún lugar son más afiladas.

Que al menos, allí, aquí, sintamos como la llama de la esperanza sigue palpitando porque siempre hay gente queriendo que luzca esa candela y poner luz y orden.


No hay comentarios:

Publicar un comentario