jueves, 26 de octubre de 2017

El atronador grito de Ferinto

Cuenta la leyenda que, cuando el cuando el conquistador Juan de Bethencourt arribó a las costas de la isla de El Hierro, vivía allí un bimbache de nombre Ferinto. Era conocido poe su infatigable espíritu de lucha, además de resultar un verdadero quebradero de cabeza para los conquistadores, a quienes hostigaba sin cesar. Siempre perseguido, Ferinto lograba dar esquinazo, una y otra vez, a sus enemigos, haciendo gala de una agilidad poco común.

Pero el esquivo bimbache fue traicionado por uno de sus propios compañeros, y su paradero fue vendido a los conquistadores, quienes fueron en su busca sin demora. Ante su llegada, Ferinto huyó lo más rápido que pudo, hasta que el camino se vio cortado por un hondo barranco a sus pies.

Atrapado entre el abismo y sus enemigos, el bimbache se planteó por un momento el sentido de su existencia, y a su mente acudió la desoladora idea de su derrota, de la pérdida de todo lo que conocía a manos de unos de unos extraños, que trataban a sus hermanos como exclavos. Más dispuesto a morir que a vivir, Ferinto tomó carrera y saltó, , y para su sorpresa, logró cubrir el tramo entre ambas laderas del barranco, dando nombre al Salto del Guanche (en las cercanías de Valverde).

Tristemente, su ya legendaria hazaña sólo consiguió retrasar un poco lo inevitable, ya que los conquistadores comenzaban a rodearle, así que presentó su última batalla. Viéndose derrotado y perdida toda su esperanza, profirió un sonoro grito que atravesó la isla de isla de lado a lado, y llegó a oídos de su madre. La pobre anciana, el desgarrador grito de su hijo y notar su desesperación, supo al instante que Ferinto había caído al fin.

Fuente: "Sobre Canarias"



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