domingo, 29 de octubre de 2017

La tienda de las flores

El bullicio en las calles traseras al mercado del Puerto y el Castillo se hacía notar dese la amanecida. Con esa incipiente algarabía llegaba Nanda al herbolario de Manuel Martín, artista de pro en sus ratos libres, con dedicación a la pintura. Era su primer día de trabajo y el hecho de que se lo iba a pasar entre flores le hacía sentirse contenta. Pensando en ello se dirigía a su destino, saltando y brincando de contenta, y expresándolo con unas maracas en sus manos y medio manojo de hierbahuerto saliendo del bolsillo de su camiseta.  Su olor penetrante y agradable era como ir regando un éxtasis de simpatía a su paso hacia el herbolario, donde le esperaba su nuevo jefe, considerado en el grupo de los buenos pintores canarios, para irse a su taller de pintura que era lo que absorbía su vida. La floristería era junto a una compensación económica por los meses poco rentables una expresión artística personal, pues bordeando las diferentes flores había colocado varios de sus cuadros relacionados con las flores. Alguno de ellos funcionaba dinámicamente moviéndose dentro del local a través de un mando a distancia que el empleado ponía en acción cuando había un buen grupo de clientes.

Precisamente una de las cosas que le llamó la atención de Nanda en su entrevista de trabajo fue que llevaba en su mano un libro de arte. Le preguntó cómo se llamaba, a lo que contestó “En un abrir y cerrar de ojos, y es un libro que intenta explicar a la altura de todo ser culturalmente medio qué es el arte”. De esta guisa estuvieron hablando más de arte que de flores, tal que la entrevista terminó con un…

- ¿Qué tiene que ver lo que usted estudia, el mundo de las artes con las flores donde va a trabajar?
– Pues que sin flores desaparecería el arte -le contestó Nanda.
– Venga usted el lunes por la tarde, mire la forma de reaccionar de nuestro empleado y al día siguiente por la mañana estará sola en la tienda. Proceda con diligencia pues al ser día de mercadillo esta zona se suele llenar, y la tienda también.

Confiando en ella sin saber sus conocimientos le dio el puesto. Por la mañana la vio llegar, con sus maracas en la mano, y cómo se paraba ante cada planta diferente, tal que tuvo que salir a buscarla.

- Bienvenida, Nanda. Este es tu nuevo hogar. Siéntete en tu casa y dime cualquier iniciativa que creas redunde en beneficio de nuestras hierbas. Dada su sensibilidad por lo bello y las flores son parte de la belleza verás que solo tendrás buenas noticias, tanto para recibir como para darlas.

Haciendo un gesto con las manos en la cara, como si estuviera visionando algo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario