miércoles, 2 de mayo de 2018

Gente en la calle


Un cortejo de mujeres que este año comenzó siendo más grande que los pasados y otro cortejo, este de gente mayor, y muchísimo más numeroso que años anteriores, están presentes estos días en nuestras calles.

Son solo dos casos de participación popular que nos animan a seguir confiando en que las cosas pueden cambiar, con el esfuerzo de todos. Dos ejemplos muy hermosos de esperanza activa. Dos hechos ocurridos hace solo recientemente. Dos ejemplos que pretenden que lo realizado no fuera una construcción meramente coyuntural, sino integrada en la estructura social.

¿Y eso por qué? Pues –dicen los mayores- porque los motivos que los han originado son muy de fondo. “Seguimos viviendo una profunda crisis, en nuestro país y en el mundo, tanto en el ámbito de la economía, fruto del afán de lucro ilimitado de los más poderosos del Norte capitalista; los cambios profundos a nivel mundial en el aspecto tecnológico, con lo que conlleva de precariedad en el trabajo, en especial para los jóvenes; la transformación de los valores a escala planetaria; el cambio climático que nos afecta cada día con más intensidad, especialmente a los países empobrecidos del Sur; sin que los países más desarrollados se comprometan a un cambio radical de producción, solidaridad y consumo; el absoluto descrédito de la clase política, de las instituciones religiosas, etc., etc., etc.”
  
Tarde o temprano a los jubilados  habrá que tenerlos más en cuenta. Un colectivo del que todos los gobiernos han querido apoderarse con distintas medidas, para asegurarse su voto incondicional. Y, en segundo lugar, con un crecimiento en auge están los colectivos feministas, protagonistas de tantas otras exclusiones que padecen las mujeres en nuestro mundo. Unos cinco millones de trabajadoras que han parado y con la asistencia de cientos de miles a las convocatorias realizadas en los barrios y en las ciudades de todo el Estado, han hecho que el gobierno cambie sus expresiones ante este colectivo, llegando a manifestar -cínicanente…- en algunos casos que eran ellos mismos quienes las convocaban, desdiciéndose muchos de declaraciones contrarias.

A pesar de lo positivo de todo ello, que los viejitos y las mujeres no nos acostumbremos  a la siesta y , bien espabilados, sigamos al pie del cañón.




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