martes, 1 de mayo de 2018

Mi nueva casa


Dieciséis han sido las casas donde he habitado a lo largo de mi vida. Y recuerdo mucho la segunda de ellas, que me hizo cruzar la frontera con la agradable visión de las flores que en aquella casa adornaban mi quehacer de cada día.

Suerte la del que no tiene que mudarse y que, viviendo en el campo, la naturaleza le renueva cada día y las flores se lo perfuman.

Mientras camino hacia mi nueva estancia oigo el zumbido y vuelo de las abejas que me cantan su anhelo de vivir. Siento el despertar de la luz de la mañana que, con sus rayos de bien nacido, me devuelve las ansias de vivir, mientras, asomándose por la mochila percibo  en mi cuello el frescor de las rosas que lo acarician y que, inyectándome su vitalidad, me conducirán al punto más alto de mi nuevo destino.





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