miércoles, 29 de agosto de 2018

Dualidad


En la calle tan normal, tan serio, tan circunspecto como si ni siquiera supiera sonreír. Y en el teatro no solo se ríe, sino qué hace reír a los demás, provoca hilaridad y la gente se desternilla de la risa con él. Son dos personas distintas. A mí,  por lo general, las comedias no me dan risa. Lo que me estimula más es contemplar el doble papel qué es capaz de hacer el personaje, tan diferente aquí al que cumple en su vida cotidiana.

Y sin embargo, ¿por qué lo vería más normal sí en lugar de una comedia cachonda estuviese representando una obra trágica? Tampoco habría un paralelismo con su vida de cada día y a mí me parecería más normal que los otro. ¿Por qué pienso que puede ser más normal representar algo triste que representar algo cómico? ¿Por qué no valoro las cosas bellas de cada día? ¿por qué no le doy importancia a las cosas simples y sencillas con que me encuentro por doquier? ¡Ah!... ¿Qué solo se ve lo negativo y mis ojos están miopes para ver todo lo positivo que hay en la vida? Nos suele pasar a las personas sencillas que van por la calle sin título alguno. Y suele pasarle también a los que llevan su diploma colgado en la mochila.

¿Es que nuestra genética viene mal herida desde el principio de los tiempos o es que nosotros la estamos burlando cada día interpretando nosotros el papel de mosquitos que pican?



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