jueves, 29 de noviembre de 2018

El fin del miedo


Finalmente, estaban pasando tantos secuestros que lo más que la asustaba era la posibilidad de perder el miedo; miedo que quizá, por costumbre, se base en el hecho de dejar de poseer aquello que tanto queremos.

Iba por la calle caminando y pensando, con rabia y con coraje, en aquellos que queriendo el poder, juegan con los seres humanos.

Recordó varias cosas sucedidas recientemente y pensando en otras posibles que pudieran darse al ritmo que vamos y fue tan la repugnancia que sintió que comenzó a escupir en la calle. Era como si se hubiese atragantado.

Dio media vuelta y volvió al sitio de donde había partido. Quería profundizar con aquellos que le habían hablado de esos temas qué hechos concretos o situaciones se habían producido que le llevaran ese tipo de conclusiones. Y los encontró reunidos en el garaje de uno de los componentes del grupo, haciendo una especie de ceremonia y reflexión dónde preguntaban al misterio qué hacer para librarse de los poderosos que nos hacían más pequeños todavía. Al final decidió seguir participando con ese grupo en cuantas acciones emprendieran para acabar con el problema planteado.




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