sábado, 1 de septiembre de 2018

Aprendizajes


No siempre fácil expresar nuestros sentimientos. Y en ocasiones nuestras miradas hablan más de ellos que nuestras palabras. Se conocieron como otros muchos hoy: a través de la red. Resultaba  más sencillo expresar solución mutua a través de sus ojos que la experiencia de un deseo pasional. Estaba empezando a ser una historia de amor de esas que pudieran ser difíciles de olvidar. Hoy se volvió a despertar sintiendo aquellos besos que nunca había experimentado.

Hace tiempo había contado los kilómetros que tenía que recorrer para encontrarse y las horas y minutos que tardaría en el mismo. Con mucha antelación estaba experimentando lo feliz que se sentiría ese día. Ambos, con mucha ilusión, se repetían aquello que parecía su consigna: deja de una vez de pensar en la distancia que nos separa y piensa en el amor que nos une. Pensaba e ella que, si conseguimos superar este problema, cualquier otro que se presente en el futuro será muy pequeñito comparado el de hoy. Él coincidía con la misma razón: no pensemos en el camino a recorrer, pensemos mejor en el destino.

Y cuando te asustes o  tengas miedo de que el futuro va a ser difícil, piensa que siempre hay aquí un corazón latiendo por ti. Estaban recorriendo así una vivencia mutua que les fortalecía ante los problemas de cada día.

¿Cómo terminaría? Posiblemente, de todo lo que leamos en esta “historia de sentimientos” tengamos alguna experiencia  similar vivids en nuestro entorno. Y su final siempre será como el final de los demás. Empezarán a descubrir cosas que antes no conocían.




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