miércoles, 11 de septiembre de 2019

Eficacia


Dicen que la sociedad la forman las personas. O sea, que podemos participar en la construcción de la misma con nuestras ideas, críticas, etc.

Eso dicen… ¿pero podemos? El único que puede hacer los cambios es el gobierno. Y llevan una etiqueta colgada de la solapa que dice: nombrado por el pueblo.

Dicho de otro modo: somos una etiqueta. Y nuestras obligaciones en la práctica son nulas. El estudiante sentarse ante el pupitre y hacer lo que le diga el profe. No importa que la calidad de su perorata sea buena o mala. Nadie lo va a revisar.

¿Y las instituciones? Son también inseguras. Generalmente, depende no tanto del equipo ganador, sino del comité ejecutivo del partido ganador que envía las instrucciones precisas de lo que hay que hacer y de lo que no. Vemos cómo muchos profesionales se limitan a una burocracia que ha cercenado su capacidad de esfuerzo.

Y para acabar, el trabajador social extiende cheques regalo mientras los médicos dan recetas. El profesor coge bajas por depresión dado que en la clase mandan los chicos. O mejor, los móviles de los chicos…

Y quien se sale de estas directrices es un inadaptado.



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