domingo, 1 de septiembre de 2019

Estamos vivos

El milagro de la vida ocurre todos los días. Y cada día, al abrir los ojos lo contemplamos. Igual algunos de ellos  amanecemos con cataratas en los ojos y no nos damos cuenta. Pero el milagro está ahí: estamos vivos.

Y si ayer acabamos descontentos porque hubo acciones incorrectas, hoy tenemos el momento para cambiar la marcha. Aunque corramos riesgos. Solo así entendemos el milagro de la vida cuando dejamos que suceda lo inesperado. 

Quien presta atención a su día descubre el instante mágico. Puede estar escondido en la hora en que metemos la llave de la puerta por la mañana, en el instante de silencio después del almuerzo, en las mil y una cosas  que nos parecen iguales. Ese momento existe: un momento en el que toda la  fuerza de las estrellas pasa a través de nosotros y nos permite hacer milagros.

La felicidad, tema ampliamente tratado, existe. Igual, seguro por mi parte, no es un estado, sino momentos. Pero,  sea lo que sea, es fruto de  una conquista. El instante mágico del día nos ayuda a cambiar, nos hace ir en busca de nuestros sueños. Vamos a sufrir, vamos a tener momentos difíciles, vamos a afrontar muchas desilusiones... pero todo es pasajero, y no deja marcas. Y en el  futuro podemos mirar hacia atrás con orgullo y fe.


Pobre del que tiene miedo de correr riesgos; pobre porque quizá no se decepcione nunca, ni tenga desilusiones, ni sufra como los que persiguen un sueño. Pero al mirar hacia atrás -porque siempre llega el momento e mirar hacia atrás- oirá que el corazón le dice: ¿por qué enterraste el milagro de cada día en el fondo de una cueva?: porque tenías miedo de perderlo... Entonces, algún día descubrirás que has desperdiciado tu vida.


No hay comentarios:

Publicar un comentario