martes, 23 de enero de 2018

Davos 2.018

Davos es una pequeña localidad del este de Suiza, en plenos Alpes, sede del llamado “Foro Económico Mundial”, una fundación dedicada al estudio y previsión de la realidad económica mundial, sus perspectivas a corto, medio y largo plazo, publicando informes y realizando -desde su fundación en 1.971- asambleas periódicas, por cuyas tribunas que han pasado personalidades tan dispares como Henry Kissinger o Nelson Mandela. Este año se dejarán caer por allí Angela Merkel, Emmanuel Macron, Theresa May, Jean-Claud Juncker, Mauricio Macri, Christine Lagarde y hasta el mismísimo Donald Trump. Lo mejor década casa.

Este año, uno de esos informes de mayor interés versa sobre el futuro del mercado laboral, centrando su atención en los países desarrollados y en vías de desarrollo. Sus conclusiones no pueden ser más tétricas. Es cierto que se da por cerrada la crisis, aunque más cabría decir que se ha da por cerrada para los que nunca la sufrieron -o les rozó de soslayo-. Otra cosa es para aquellos a quienes la crisis les cambió para mal la vida. Para ellos la crisis ha venido para quedarse. La crisis es ahora su entorno natural y lo va a ser por mucho tiempo.

Los ratios de beneficios han recuperado los niveles previos a 2.009 o 2.010, no así los salarios -los claros perdedores del proceso-. Eso ya lo sabíamos, lo palpamos a diario. Lo preocupante del informe no es lo que confirma a toro pasado, sino el futuro que aventura:

1.    El ritmo de expansión económica prevista no cubre el crecimiento de las manos de obra en agricultura, industria y servicios. Dicho de otro modo, “no habrá trabajo para todos”. Los contratos laborales serán, pues, temporales y precarios.
2.    La distribución de las rentas seguirá la tendencia actual: mayores porcentajes de beneficios, menor la tajada de los salarios.
3.    Necesidad de un reciclaje profesional permanente. Quien pierda el tren tiene difícil -por no decir imposible- reintegrarse al mercado laboral.
4.    Las profesiones de futuro serán aquellas ligadas a las ciencias aplicadas y las tecnologías -matemáticas, energías renovables, economía, medicina, comunicación, ingenierías…-. Parafraseando el título de una canción de los 80, “Malos tiempos para la lírica”.
5.    Empobrecimiento relativo de las llamadas “clases medias” como lógica consecuencia de la competencia en los mercados laborales.


Para echarse a temblar.




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