jueves, 25 de enero de 2018

Neil Diamond.

Releo con cierta tristeza la noticia del pasado lunes que hablaba de la retirada de los escenarios de Neil Diamond. ¿Os acordáis de aquel de aquella “Sweet Carolina” o la inolvidable “Song, Sung Blue” -por citar sólo dos de una lista casi interminable de maravillosas canciones-?

La razón es, al parecer, el reciente diagnóstico de Parkinson que padece el cantante y compositor norteamericano, de 76 años. Debido a ello, ha decidido suspender los conciertos programados para el próximo marzo, que deberían haber tenido lugar en Australia y Nueva Zelanda.

Una pena digo para los que tenemos los años suficientes y hemos disfrutado -y tarareado infinidad de veces- sus canciones. Pero los años no nos pasan en balde. Ni siquiera a los grandes, por mucho talento que atesoren.

El secreto está en saber cuándo y cómo renunciar; cuándo aceptar que el declive inevitable es parte también de la vida. Si la vida está llena de renuncias, llega un momento en que esas renuncias se tornan cada vez más frecuentes. Es quizás -la de aprender a renunciar- la penúltima lección pendiente.

El propio Neil Diamond comunicaba también en esa nota hecha pública que su despedida de los escenarios no significaba que abandonara sus otras aficiones -seguir componiendo y grabando discos-. Y eso es, al final, lo que cuenta en esta historia: “seguir”, no detenerse a añorar lo que se pierde, sino disfrutar de lo que aún se tiene.

Pudiera parecer que todo lo que se diga no dejan de ser tópicos y buenismos de autoconsuelo. Quizás lo sean, pero no deja de ser verdad que. Si algo te enseña el paso de los años, es que cada minuto de nuestra vida es irrepetible y hay que exprimirlos como merece.


Pd/ No hace ni dos semanas, otro gigante de la música notificaba también su intención de abandonar los escenarios. George Harrison, uno de los mejores guitarras de la historia del Rock, contaba que también el Parkinson le complicaba rendir como quería en los conciertos, a lo que había que añadir una incipiente sordera en su oído izquierdo.



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