domingo, 4 de febrero de 2018

Amores

Desde joven pensó que cuando formase pareja sería por amor hacia la otra persona. Cuando le sobrevino el momento creyó hacerlo así. Pero pronto se dio cuenta que es difícil amar. Sentía que era algo así como entregar todo su ser, toda su persona en las manos de otro/a. y siempre iban a ser unas frágiles manos que le motivaban a tener algo de miedo personal con esa actitud de amar de lleno, de ponerse en las manos de otro. Y ¡qué líos se hacía! ¡Se hacían! y porque así lo había compartido y hablado con su pareja.


Hasta que un día descubrió que en el amor no están todas las repuestas. Porque, además, el amor duele, lastima, hiere. Duele ante la enfermedad o muerte de los que amamos. Duele en la infidelidad, en la mentira, en la agresividad. Y la soledad y distancia se muestran como sanas respuestas. ¿Solución a este caos de amor que vivía? Amarse él mismo también. Y amarse y quererse y cuidarse tanto o más que lo que hacía con el otro/a. porque solo así, estando bien con él mismo, lograría que el otro/ a estuvieran a gusto juntos.


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