jueves, 15 de febrero de 2018

Para atrás, como los cangrejos


Es para preocuparse, aunque en solo un día, la solidaridad de la gente haya aportado el importe de la multa impuesta a un joven de un pueblo de Jaén -por importe de 428 euros- culpable de un delito de “ofensas al sentimiento religioso”, tras la denuncia interpuesta por una cofradía.

Inicialmente, esa denuncia se centraba en la vulneración de los derechos de imagen, pero la sentencia no hace referencia alguna a esta circunstancia. La sentencia habla de otra cosa bien distinta; habla de un concepto tan subjetivo y difuso como lo es el sentimiento religioso.

Vaya por delante el máximo respeto a cualquier creencia religiosa -al menos a aquellas, que no son todas, que respetan los derechos humanos de hombre y mujeres por igual-. Pero, al menos en nuestro país, el retroceso en tolerancia disminuye a ojos vista. Actos, imágenes, textos o afirmaciones verbales que, no hace mucho, incluso hubieran estado protegidos por la libertad de expresión, hoy son perseguidos por los tribunales.

Habrá casos concretos en que haya motivos de querella -no todo vale, por supuesto-, pero las evidencias demuestran que la intolerancia saca músculo e incluso se jacta de ello.

Vamos para atrás… como los cangrejos.



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