martes, 15 de agosto de 2017

Europa, mon amour

Después de una licenciatura, un doctorado, un máster, un sinfín de trabajos precarios y un desahucio, Pedro se rindió. Volvería al pueblo y le pediría a su padre que le enseñara el oficio familiar.

De regreso de Alemania, lugar donde presentó sus últimos Lebenslauf, venía pensando las razones por las que aparentemente sus estudios no habían servido para nada. En la empresa Gegenteil 

die Weltgesundheitsorganisation querían encararlo en un trabajo contra la superpoblación mundial, para lo cual tendría que ir a currárselo en el Vaticano, intentando convencer a la curia cardenalicia de las bondades del uso del preservativo para evitar que en África nacieran más niños, proponiendo que el dinero invertido en el envío de medicinas se utilizase para repartir condones gratis en el continente y con el beneplácito papal. El objetivo de su trabajo consistiría en lograr que en cuatro años la población mundial no superase los cuatro millones de personas. Recordándolo en el mismo tren se echó las manos a la cabeza como hizo para responder al deutsch geschäftsmann diciéndole: “Viertausend millones! Jetzt sind wir sieben Milliarden sind, ich glaube, es ist ein wenig zu spät“ (1)


Pedro, sonriendo mientras recordaba esa conversación se decía a sí mismo: “torpón sí que hubiese sido aceptar dicha tarea, pues más pronto que tarde como loco de remate a un psiquiátrico me hubiesen llevado.” Se había topado con la ineficacia europea para hacer frente a las causas de la inmigración, y atenta solo a paliar las consecuencias de los “negritos” que le llegaban a sus costas, echaba la solución de las causas a las posturas regresivas del Vaticano que, no entendiendo de sexo, quería que otros lo practicasen a la forma que ellos teóricamente (¿teóricamente?) planteaban.

Días antes había estado en Bruselas en un despacho de la Comunidad Europea. Recuerda cómo entró emocionado a aquel edificio donde se cuece toda la política europea pues, después de presentar su curriculum le habían llamado del departamento de planificación socio laboral. El objetivo, genial. Ir aportando soluciones prácticas al problema del desempleo sobre todo en los países del sur. Tendría un equipo de profesionales colaboradores y la experiencia de un experto asesor de la casa que, así le dijeron, tiene visiones muy sugestivas para el futuro. Aceptó el trabajo y a los pocos días, contactó con el asesor indicado por sus superiores a fin de poner en marcha un proyecto para Italia que en pocos días habíamos desojado. Ante su entusiasmo por la idea, los compañeros del grupo intentaban bajarle a la realidad, advirtiéndole de que… “Consulta con el asesor, el de las visiones interesantes”.

Tras llegar puntual a la oficina, le gustó que su piel fuera de color negro. Una manera también de buscar la igualdad. Se le presenta diciendo que era vidente africano con más de 25 años en el campo de la magia blanca…, que no hacía falta le explicara el proyecto…, sino que se lo diese en documento escrito y lo tendría en su cuarto oscuro, expuesto a amarres y magias variadas y con el resultado exacto que él viera fuera a producir dicho trabajo vendría a comunicárselo en pocos días. ¿Qué visión tuvo el mago? Pedro que no había hecho hechizos ni hacerlos le parecía algo serio a tener en cuenta, recogió sus cosas y se fue. Que si esa era la forma de trabajar en aquel sector de la Comunidad Europea buscasen un hechicero de una tribu troglodita. Así le iban las cosas a Europa. A la Europa tan madraza que acoge a todos los hijos abandonados del sur de su continente y expulsa con flish a los suristas también, pero del hemisferio. A la Europa tan gestora y activa que promueve eficazmente planes de trabajo que den empleo a los cientos de miles que sin el mismo se encuentran en su territorio y al final son chapuzas cuyos beneficios se quedan no tanto en los funcionarios sino en los allegados de los que mandan que automáticamente se convierten en asesores.

Cosas similares y muy ocurrentes se fue encontrando en los diferentes lugares. No hubo sitio donde no lo aceptaran. Por coherencia personal y por saber utilizar la razón, no queriendo colaborar en trabajos socio culturales políticos basura, los rechazó. En ese intervalo leía, mientras volvía en tren a España, en El País Semanal un artículo de Rosa Montero con quien estaba totalmente de acuerdo al decir ella que estamos en la época donde triunfan los botarates.

Y así una y otra cosa antes las que Pedro se sentía bloqueado porque el tiempo corría y era consciente que el tiempo es como la vida, que ves cómo se van y no regresan. De ahí la decisión que había tomado: una vez más comprendió que culto no es el que tiene muchas titulaciones sino el que sabe afrontar las situaciones adversas con motivación positiva. Se inyectaría buenas dosis de esta medicación en su pueblo de Guadalajara donde sus padres eran expertos en afrontar con positividad las dificultades, de tal manera que habían montado una empresa de agricultura ecológica que era la proveedora de todas las tiendas del ramo en la provincia, así como en Cuenca, Toledo y Soria. Reactualizaría lo aprendido en la universidad con el saber situarse de sus padres y una vez repuesto de brujas, adivinos y sandeces con las que se había topado en la tan sofisticada Europa, se centraría en Toledo donde piensa pueda tener más posibilidades en sus materias, conectando con la perspectiva ecológica, de manera que sus padres sigan abriendo caminos. Ya lo habían iniciado desde la tierra que araban y cultivaban, pero ahora con su trabajo y sus investigaciones sería promotor de la fecundidad ecológica en el mundo de la tecnología. Pedro lo sabe. Sus padres lo intuyen. De hecho, ya se ha celebrado el día internacional del DESENCHUFADO.

Nos esperan nuevos modos y tiempos tecnológicos y nuestro Pedro está detrás de ellos. Están ya cayendo en forma de lluvia suave que empapa la tierra, … la fértil tierra.

(1) ¡Cuatro mil millones! Ahora somos ya siete mil millones, creo que ya es un poco tarde.


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