miércoles, 23 de agosto de 2017

La Montaña en llamas (Leyenda Omaha de la Creación del Mundo)

Al principio todo estaba en la mente de Wakonda –el Gran Espíritu-. Todas las criaturas, incluido el hombre, eran espíritus. Se movían en ese espacio que hay entre la tierra y las estrellas. Buscaban un lugar donde morar y vivir una existencia corporal.

Se acercaron al sol, buscando amparo, pero el sol quemaba, no estaba preparado para acoger a los seres vivos. Marcharon a la luna, para encontrar refugio, pero en la luna no había luz y no pudieron quedarse. Llegaron a la tierra, pero encontraron que todo estaba cubierto de agua. Flotaron por el aire, aun sin cuerpo, explorando las cuatro direcciones, pero no encontraron tierra seca. Quedaron inmensamente tristes, pensando que no había más lugares en los que buscar alojo.

A punto estaban de darse por vencidos, cuando, de repente, en mitad de un gran estruendo, surgió de entre las aguas una gran montaña. De su seno brotaban agua y fuego, y el vapor llenó los cielos y se formaron las primeras nubes de lluvia.


Cuando la tierra se secó y se crearon losa ríos y los lagos; crecieron los árboles, la hierba en los campos. Los animales y los humanos pudieron por fin encarnarse, mientras la tierra vibraba como expresión de gratitud al espíritu creados de todas las cosas: Wakonda.


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