lunes, 22 de octubre de 2018

Cuerpo y mente

"Si no has podido ver el amanecer de hoy no importa, mañana te regalo otro. Firmado: Dios”. Es la frase que figura colgada en la entrada de una iglesia en Malasia. Es una frase que invita a muchos puntos de reflexión. Yo me he quedado con la capacidad personal de asombro.

La filosofía nace del asombro que lleva a hacernos preguntas. Preguntas que no pueden quedarse sin respuesta. Solo con pasear la mirada por la naturaleza, contemplar un atardecer en el verano o un amanecer en otoño, tenemos suficiente material interior para abrirnos al asombro. Eso sí, no cabe duda que para sentir el asombro ante algo que está fuera de nosotros hace falta humildad. Es nuestra mejor amiga para asombrarnos también de las propias capacidades dormidas que uno puede tener: pintar, cantar, bailar, escribir, escuchar, sonreír...

La vida nos ha traído con ella innumerables regalos qué debemos reconocer, valorar y aprobar para disfrutar con ellos. Aprovecharíamos mejor el tiempo, viviríamos más a gusto sí, en lugar de vivir sentados, supiéramos valorar lo que cada uno tenemos. Las mejores fiestas no son las que se organizan en nuestros barrios. Hay otras muchas fiestas más importantes y qué pasan sin tener un hueco en nuestro almanaque.

Hago fiesta por mi cuerpo. Es el regalo más estimado para andar por este mundo que me ha dado la vida es mi cuerpo. Con los pies camino junto con los demás seres humanos por este mundo para hacerlo mejor.

Son las piernas las que me sostienen y que nunca se cansan de mí. Las manos, útiles herramientas para trabajar, servir y abrazar junto a los labios, boca dientes y lengua con qué río, hablo y como gozosamente son realidades para vivir en fiesta permanente.


Los ojos con los que descubro veo tanta gracia y hermosura a mi lado, al igual que mi sexo entrañable con el que me siento y expreso, junto con los nervios rápidos y sensible conductores de sensaciones y emociones y también de mis quereres. La fiesta es una alegría permanente. Ya veremos también de mi cabeza, hermoso ingenio que piensa, maquina y ordena.

Y, cómo no, por este corazón que nunca descansa, que ama y se amar. Asombro, gratitud y fiesta: tres verdades, siempre vivas y activas en mi ser y actuar.


No hay comentarios:

Publicar un comentario