martes, 20 de junio de 2017

Antitaurino (...y a mucha honra)

La reciente muerte de un torero español en una plaza del sur de Francia ha reactivado –si es que alguna vez no lo estuvo- la polémica de “toros sí – toros no”. De nuevo, unos y otros argumentos llenarán las redes sociales y enconarán las posturas irreconciliables. Seguramente, habrá quien trascienda del debate y celebrará con champán el fallecimiento de Iván Fandiño. Pero no seremos aquí quienes caigamos en esa aberración.

Sin embargo, gran parte de los medios de comunicación –siempre dispuestos muchos de ellos a aprovechar el morbo del luto- volverán a sacar los estandartes del arte y la cultura, nos hablarán de Lorca y de Picasso para defender lo indefendible. También hubo entre grandes escritores y, quizás, entre intelectuales de prestigio, quien defendiera, en su día, la vigencia de las peleas de gallos o las luchas de perros.


Por eso, porque no hay duda de que habrá quien convierta en mártir al desgraciadamente fallecido torero, conviene conservar la objetividad e insistir –con todo respeto hacia quien opine diferente- que la tauromaquia es algo que debería pasar a ser una reliquia del pasado.



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