jueves, 14 de junio de 2018

Manifiesto, 20 junio 2018. Día Mundial de los Refugiados




A pesar de encontrarnos ante la crisis humanitaria más grave de la historia tras la segunda guerra mundial, denunciada sin descanso desde 2015 por multitud de organizaciones y colectivos a lo largo del estado español. Hoy, en 2018, sigue siendo necesario denunciar que la situación de las personas migrantes y refugiadas ha empeorado hasta convertirse en una vergüenza para el continente en cuanto a Derechos.

Los gobiernos de la UE, lejos de responder a la solidaridad y respeto por los Derechos Humanos por los que debe abogar, han incumplido todos los acuerdos de acogida con la complicidad de otros gobiernos europeos, han blindado nuestras fronteras con vallas y muros alambrados, reciben a personas migrantes y refugiadas con concertinas y a golpes de palos e intentan cada día criminalizar a personas que salvan vidas y luchan por los derechos humanos en las fronteras.

Todo esto, bajo el paraguas de la impunidad que les permite impulsar políticas que financian guerras, establecer acuerdos económicos que expolian los recursos naturales de países empobrecidos y mercantilizan la vida humana, obligando cada día a millones de personas a jugarse la vida en un viaje sin retorno por un futuro digno.

Una muestra de esta política discriminatoria y excluyente es que tenemos a miles de personas en nuestras fronteras, a las que se les niega el acceso a una vida digna, mientras ven pasar camiones con toneladas de productos elaborados con materias primas de sus países de origen para nuestro consumo.

España, desde el comienzo de esta crisis humanitaria, sólo ha cumplido con el 16% de la cuota de acogida a la que se comprometió en 2016. Esta situación, que deriva hacia crímenes y muertes, afecta de manera más cruel a mujeres y niñas, que representan el 49% de la población refugiada y migrante. Estas se ven afectadas por desigualdades de género y de poder; la situación de vulnerabilidad a la que se encuentran expuestas, hace que en ocasiones se vean obligadas a contraer matrimonio para obtener ayuda y protección para ellas y sus familias, o a dedicarse a la prostitución, o hace incluso que sean víctimas de trata con fines de explotación sexual.

Por todo esto, exhortamos a las instituciones competentes que se posicionen y exijan a los gobiernos europeos:
   - Un esfuerzo político real, dejando de lado los intereses económicos, para acabar con las guerras y erradicar las violaciones a los derechos humanos en los países de origen.
   - Unas vías de acceso legales y seguras para las personas refugiadas y migrantes, vías que les permitan ejercer su derecho al asilo de manera digna y sin tener que arriesgar sus vidas en el camino.
   - La puesta en marcha de una operación permanente de ayuda y salvamento, con el objetivo de impedir la pérdida de más vidas de las personas que intentan llegar por mar y que, al mismo tiempo, se combatan activamente las organizaciones criminales de trata de personas.
   - El establecimiento de un sistema amplio de visados humanitarios y de reasentamiento para los solicitantes de asilo y una reagrupación más ágil de las familias.
   - No más persecución ni criminalización de la labor de quienes luchan por los derechos humanos y para salvar las vidas de aquellas personas que se ven obligadas a arriesgarla en el viaje migratorio; que los esfuerzos de la justicia se dirijan hacia
quienes se lucren del tráfico de personas migrantes y quienes lo favorezcan.
   - El cierre de los Centros de Internamiento para Extranjeros/as, que criminalizan y vulneran los derechos fundamentales de las personas migrantes privándoles de libertad de identidad y de servicios y enseres de primera necesidad, aportando soluciones como la recuperación de los Fondos por la Inclusión, así como políticas institucionales integradoras.

Exhortamos también a las instituciones competentes que promuevan unas relaciones internacionales entre los gobiernos basadas en la paz, se supriman las economías de guerra y se dejen de financiar éstas. Tal como dice el preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: “Considerando también esencial promover el desarrollo de relaciones amistosas entre las naciones”.

Asímismo reclamamos que se ponga fin a las distinciones por razones de nacionalidad, religión o procedencia entre los beneficiarios de protección internacional.

La indiferencia ante esta crisis humanitaria no sólo afecta a las personas refugiadas y migrantes. También está dinamitando los valores de solidaridad y respeto que cualquier sociedad debe sostener.

Como organizaciones y colectivos integrantes de la Plataforma SOS Refugiados de Gran Canaria, nos comprometemos a seguir informando y sensibilizando, denunciando e incidiendo con los actores públicos alrededor del drama que viven millones de personas refugiadas, no sólo cada 20 de junio, día internacional de las personas Refugiadas, sino a lo largo de todo el año, de todos los años, hasta que se den los primeros pasos hacia un cambio real.

Los Derechos Humanos son la alternativa.




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