viernes, 1 de junio de 2018

Respeto


Había venido en plenas fiestas para apagarnos el ánimo y entusiasmo con que las habíamos preparado, después de dieciocho años de ausencia de las mismas.

Y así, mientras preparaba con el resto de participantes nuestra carroza vi de reojo alguien con la intención de querer abalanzarse sobre mí. De forma súbita y espontánea sentí como, al tiempo que lo hacía, se atragantó, ahogándose mientras quería escapar.

Lo arrojamos en una carreta viendo como retorcía los blancos ojos en la cara. Y no nos daba pena que vomitara sangre por aquellos pulmones de espuma corrompidos.

Amigo mío, cierto que tienes derecho a expresar lo que no te gusta, pero también tienes el deber de permitir que, con la misma libertad, los demás expresemos los que nos gusta y hace gozar.




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