martes, 26 de junio de 2018

Somos UNO


Dependiendo del lugar donde nacemos, de la familia de la que procedemos, del ambiente en el que crecemos, vamos teniendo unos valores o unas costumbres determinadas. Y es fácil darnos cuenta que no es lo mimo nacer en una aldea de Sudáfrica que en un pueblo de Valencia.

Son muchos los que opinan que las culturas de los países están condicionadas tanto positiva como negativamente por la religión más influyente. Y, sin embargo, el mundo es un osario de religiones muertas. ¿Qué fue de aquellas religiones antiguas, tan complejas y sofisticadas?

Hace ya un tiempo -después de muchos intentos baldíos- lograron reunirse los responsables religiosos de las principales instituciones de este tipo. Todos estaban de acuerdo en dos cuestiones fundamentales. Y es que cada una tenía como centro el respeto al Creador y el respeto a lo creado, fundamentalmente los seres humanos. Solo que, sobre todo el respeto a Dios lo expresan a través de un culto diferente. Iguales en el fondo, distintas en las formas.

Y, sin embargo, siendo conscientes en su explicación, no llegaron a la conclusión de salir de aquel congreso con la convicción de que TODOS SOMOS UNO. Siguen siendo TODOS SOMOS CADA UNO. Y lo que es peor, originando enfrentamientos que nos alejan de ese principio fundamental que debe ser la base de la convivencia humana: siendo diferentes, todos somos iguales.



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