Cuando después de un largo
túnel, cansado de tanta oscuridad y de cualquier imprevisto, llegas al final y
ves la luz respiras aliviado y quedas reconfortado. Pero no te has dado cuenta
que vuelves a estar en medio de tuberías y escombros cuya suciedad suele
incluso durar más tiempo. Su imagen es tan permanente con nosotros que parece
nos ha envuelto en papel absorbente. Cuando somos conscientes intentamos
escapar apabullados y volver a la oscuridad del túnel.