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sábado, 9 de marzo de 2019

Siria


Calles desoladas, casas derrumbadas, pequeños montículos de cascotes son las aceras de casi todas las calles de esta ciudad Siria.

Por una de ella camina con parsimonia un joven  de unos veinte años. Va concentrado en la limpieza de su kalachnikov . Toma tanto cuidado en la pulcritud de su arma que descuida su persona. Ni siquiera se fija si hay minas en el suelo por explotar. Tiene cara de cansado, su ropa está llena de polvo, tierra, cenizas... Pero, eso sí,  su arma brilla. Los humanos están cansados, sucios y llenos de sudor. Las armas brillan resplandecen como espejos donde te puede mirar.

¿Los instrumentos de guerras han de ser tan bellos incluso más que los humanos?




lunes, 28 de agosto de 2017

Enemigos

Todos tenemos algún enemigo. Suena algo fuerte, ¿a qué sí? Se va uno con el pensamiento a las guerras entre pueblos. Mas no hace falta que nos disparen, que disparemos o que nos persigan. Alguien que nos odie, que nos tenga envidia, que sienta rabia con nuestras cosas y similares ¿Quién no tiene alguien así? Seguramente son más de los que nosotros conocemos.


Los tenemos, y más intensos, a nivel colectivo. Los de cada uno no se parecen a las persecuciones que han sufrido o siguen sufriendo en algunos países por pensar, opinar y actuar de forma diferente al supremo jefe. Lo vivimos en este país, se ha vivido y sigue viviendo en América Latina y no digamos nada de países africanos o el de Siria. ¿Quién se apunta a ir allí de vacaciones? Queremos mandar otra vez para allá a los que han estado caídos casi al barranco y ahora siguen caminando al borde del mismo. ¡Somos especiales! Nos molesta y nos fastidia que grupos árabes maten sin ton ni son a ciudadanos del país. Nunca nos ha molestado que, alentados por nosotros, con nuestro apoyo y estímulo gente de la nuestra, a quienes hemos apoyado, tales como Estados Unidos o Inglaterra destroce y bombardeen sus casas y pueblos. ¿Quién empezó? ¡Qué más da! Hemos optado por ser enemigos y esas son las consecuencias. Hemos optado por vivir el dicho popular: “Mi padre le pega a mi madre, mi madre me pega a mí, y yo te pego a ti que para eso primero nací”. Nos hemos olvidado del otro dicho del sentido común: “No hagas a los demás lo que no quieras que te hagan a ti”. Parece que vivir teniendo enemigos nos divierte más que abriendo los brazos a la amistad y ciudadanía universal, pasando por el olvido y el perdón, y fabricando un futuro mejor para los hijos de unos y otros.