(Una amiga de esta página nos
hace llevar su visión carnavelesca de la realidad, nuestra realidad)
¡Señoras, señores y jóvenes
en edad de votar!... empieza el carnaval político. A diferencia del otro
carnaval, en este hay varios pregoneros y varios carteles anunciadores, todos
elegidos tras concurso "público". Las tiendas ponen sus mejores
disfraces a su disposición, los que más se llevan son los trajes ambiguos todos
con mucho brillo para deslumbrar, también los de piratas, que sus botines se
esconden en cuevas, "bancos" preparados para ello. En está época
modernas hay piratos y piratas, que en lugar de un parche llevan gafas de alta
gama -que favorecen más- y en lugar de garfios llevan bastones de mando, y en
lugar de "pata de palo" coches de marca. En fin es un disfraz que da
para mucho.
En cuanto al lenguaje
carnavalero político también difiere del pueblo. Aquí no se dice "me
conoces, mascarita", en este se habla un lenguaje que trae loca a la Real Academia,
para ver dónde encajan tantos insultos, de nueva generación y que cuando crees
que ya no pueden ir más allá… pues si sé puede. He llegado a la conclusión que
pierden tanto el tiempo en buscar nuevos vocablos insultivos que no tienen
tiempo para hacer un plan de gobierno; despliegan velas sin rumbo y así nos va.
La elección de la reina o rey,
la gala drag, aunque algunos les fastidie, también entran en las papeletas y el
entierro de la sardina es el llanto del pueblo al ver que se terminó el
carnaval y empieza el carnaval real, que nada ha cambiado. Se quitan los
disfraces y a cara descubierta empieza su reino, una vez más engañaron al pueblo.
Espero que lleguen los
extraterrestres y ponga cordura en este planeta.
Vaya qué mal. No obstante yo todavía confío en la política y me quiero afiliar a un partido para cambiar las cosas desde adentro.
ResponderEliminarRespecto al Carnaval de la semana que viene, me gusta por su colorido. ¿Sabías que en en él empezó el fútbol?
La crítica es evidente. Yo comparto en cierta manera lo que se dice. Creo que el carnaval es todo el año. Una desconexion abismante entre la política gubernamental y parlamentarios con lo que pasa en la calle, con la gente. Yo pienso que el desafío no es ver carnaval en ellos sino que hacer carnaval nosotros, la sociedad civil que piensa y siente más coherente que la clase política. El ritmo y los disfraces de paz, alegría, solidaridad,vida comunitaria están en nosotros, no en ellos.
ResponderEliminarBuena observación.
Eliminar