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sábado, 18 de agosto de 2018

Tolerancia


Me llamó la atención el título de la conferencia: “La tolerancia desde el punto de vista masónico”. Tendrá que ser algo especial me dije. Pues en principio todos entendemos que la tolerancia es respetar las diferencias.

No se trata, comentaron allí, de tolerar por indiferencia o sintiéndose uno superior al otro. Por la propia naturaleza los seres humanos, compartimos experiencias y y asimilamos experiencias de otros. Darnos cuenta de cuanto de bien escuchamos a las otras personas nos hará crecer en el arte de escuchar, de tolerar, de considerar a los demás. Debemos dejar a la intolerancia como uso exclusivo de los perversos.

Por otra parte la etimología de la palabra tolerancia nos puede llevar desde el principio a una explicación negativa del contenido que nosotros damos de la misma. Si sólo es respetar la opinión diferente, podía parecer que respetas por igual a quien comete un crimen que a quien se afana por defender los derechos humanos; podría parecer que respetas por igual la opinión de un demócrata que la de un fascista. Cometer ese error da lugar a un concepto equivocado de lo que es tolerancia. Esa actitud se llama permisividad y no tolerancia. Y no deben confundirse la tolerancia con el dar por bueno cualquier cosa.




sábado, 30 de junio de 2018

Vivir en pareja


“Que no se entere mi novio porque no le gusta que salga a una cena con amigos del trabajo”, “ten cuidado con lo que me mandas por whasap que, mi mujer lo coge y se lee letra a letra todo lo que me han mandado durante el día”, ”fíjate si no, en lo primero que hago cuando aparco el coche en el garaje, me tiro diez minutos por lo menos revisando los whasaps recibidos y borrando fotos os o textos que pudieran interpretarse desde los celos”.

Posesión, celos; celos, posesión. ¿Son nuevos elementos constitutivos de una pareja en la sociedad moderna que nos toca vivir? ¿Cabe la autoridad y la posesión en las parejas? Como si estas actitudes, disimuladas o consentidas, fueran una tónica normal de vida... Se prohíben las salidas con los amigos, se revisan las conversaciones de redes sociales uno al otro e incluso, se elige con quién o no tienen que hablar y saludarse… ¿dónde queda la libertad individual?

Creemos que tener pareja significa estar en posesión del otro porque nos pertenece. Pero poseer no significa sentir amor, sino inseguridad por temor a quedarse sin el otro, que es bien distinto.

El amor no es una jaula; amar no es gobernar al otro. Es dejar ser -sin poseer- en un vuelo acompañado. Nadie es dueño de nadie, por mucho que estén unidos. Cada uno ha de tener su autonomía. Sus amigos no tienen por qué ser los míos ni viceversa.

“Te necesito”, “No puedo vivir sin ti”, “Mi vida pierde el sentido cuando no estás conmigo”, “Me quiero morir” son expresiones que de vez en cuando se dicen... a mi juicio todas tienen un denominador común: la dependencia emocional. Depender es un signo de inmadurez. No necesitamos el espejo del otro para vernos.

Hoy más que nunca, los estudios psicológicos afirman que la única persona con la que sí necesitamos vivir es con nosotros mismos, por ello es necesario aprender a amarse y valorarse cada día. Ya lo dijo Oscar Wilde: “Amarse a sí mismo es el comienzo de un idilio que durará toda la vida”. Por lo que tener pareja es una preferencia o elección no una necesidad.



viernes, 1 de junio de 2018

Respeto


Había venido en plenas fiestas para apagarnos el ánimo y entusiasmo con que las habíamos preparado, después de dieciocho años de ausencia de las mismas.

Y así, mientras preparaba con el resto de participantes nuestra carroza vi de reojo alguien con la intención de querer abalanzarse sobre mí. De forma súbita y espontánea sentí como, al tiempo que lo hacía, se atragantó, ahogándose mientras quería escapar.

Lo arrojamos en una carreta viendo como retorcía los blancos ojos en la cara. Y no nos daba pena que vomitara sangre por aquellos pulmones de espuma corrompidos.

Amigo mío, cierto que tienes derecho a expresar lo que no te gusta, pero también tienes el deber de permitir que, con la misma libertad, los demás expresemos los que nos gusta y hace gozar.